Qué meter en la mochila para una excursión de verano

Qué meter en la mochila para una excursión de verano

La mochila y el morral –saco en banda– han sido desde hace siglos el viejo almacén del nómada, peregrino o del soldado; el trasportín de los diversos enseres de marcha o campaña. Hoy día es el emblema de la independencia, de libertad y tiempo libre. Al elegirla, será importante comprobar un confortable acoplamiento a espalda y hombros. Una mochila debe apoyarse equilibradamente en ambos hombros para evitar dolores y desviaciones de columna vertebral. Su uso habitual necesita de estiramientos musculares diariamente. Y su volumen deberá ser proporcionado a fortaleza y días de itinerario.

Sea en mar, campo, montaña o desplazamiento en ciudades, la mochila es un módulo práctico para transportar alimentos imprescindibles en una escapada veraniega. No obstante, una excursión familiar requiere una preparación más compleja que la necesaria para pertrechar la mochila de un trotamundos.

El verano es época de excursiones, pero este periodo caluroso obliga a tomar medidas de precaución necesarias para evitar intoxicaciones por alimentos deteriorados por el calor así como deshidrataciones.

A la hora de programar las excursiones de agosto, contamos con múltiples y atractivos destinos. En cualquier caso, debemos respetar unas reglas elementales de la alimentación y recordar que si no hemos realizado actividad física durante el año comencemos con caminatas cortas y a un ritmo que acorde con la forma física. “Preparar los alimentos de antemano, refrigerarlos o congelarlos, y transportarlos en neveras portátiles, a ser posible.”
El verano, especialmente agosto, es época de excursiones pero este periodo caluroso, obliga a tomar medidas de precaución necesarias para evitar intoxicaciones por alimentos deteriorados por el calor, deshidrataciones o incidentes colaterales tan lamentables como la insolación u olvidar apagar hogueras o fogatas.

  • Las bacterias que contaminan los alimentos se desarrollan rápidamente con el calor. Un simple día de excursión, utilizando alimentos perecederos en condiciones deficientes de transporte o envasado, podría dar lugar a una desagradable infección gastrointestinal.
  • Carnes, aves o pescado crudos, se deben transportar y conservar en frío y/o herméticamente cerrados, al igual que si se trata de huevos (aunque sean cocidos), alimentos preparados o productos lácteos frescos.
  • También se debe prever si existen fuentes de agua potable cercanas, si se permite hacer fuego o si hay facilidades de cocinar higiénicamente. Calcular bien las raciones de agua y de alimentos.
  • Las carnes, aves y pescado en conserva son buena alternativa. Proveerse de jamón, pavo, quesos curados; frutas, sopas y pastas deshidratadas; frutos secos, pan y galletas saladas; leche en polvo, café liofilizado y frutas. Los tetrabricks individuales de zumo de naranja proporcionan buena cantidad de potasio y sirven de energía complementaria.
  • Preparar los alimentos de antemano, refrigerarlos o congelarlos, y transportarlos en neveras portátiles, a ser posible.
  • ¡Nunca olvidéis el agua! Es importante tener en cuenta que es necesaria no sólo para beber, sino también para preparar alimentos y lavarse las manos. ¡Ojo con el agua de ríos y riachuelos! Pueden contener bacterias. Utilizar comprimidos de purificación. Llevar agua garrafas o agua embotellada en recipientes de plástico.
  • La higiene es esencial. De manos, de utensilios de alimentación y… de no dejar desperdicios esparcidos.

¡Cuidado con los bebés llevados de excursión! La sombra, la hidratación y la higiene individual de sus alimentos es primordial.

Y pasadlo bien, que agosto –como la vida misma– ¡pasa volando!

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